mamá

Cómo ser mamá y no enloquecer en el intento.

Todas las mamás que estéis leyendo esto, creo que sin excepción, estaréis de acuerdo en que a ser mamá no te enseña nadie. Ni se puede aprender en los libros tampoco.

Cuando estaba embarazada leí muchísimos libros maravillosos sobre el embarazo, el puerperio y la maternidad en general. Libros valiosísimos que os recomiendo encarecidamente, como Bésame mucho o Un regalo para toda la vida de Carlos González, Mi bebé lo entiende todo y Mi niño lo entiende todo de Aletha Solter, o Puerperios y otras exploraciones del alma femenina de Laura Gutman. 

Como os digo, libros estupendos que sin duda me han ayudado a educar a mi hija en el afecto, y a hacer de ella una personita que ya a sus siete años tiene más inteligencia emocional que sus dos progenitores juntos  🙂

Pero repito, a ser mamá lo que se dice ser mamá, no te enseñan. A eso, solo te enseñan tus hijos. Por muchas técnicas que hayas leído sobre cómo reaccionar ante una rabieta (y yo misma he escrito sobre ello en este blog), hasta que no te enfrentas a la primera pataleta de tu primer cachorrito, no aprendes a cómo gestionarlas.

Igual como nadie te dice de dónde sacar las energías para después de todo un día de trabajo, supermercado, comida, actividades extraescolares, cena… poder todavía dedicarles unas cuantas risas, perseguirles por el pasillo con una toalla en la cabeza en plan fantasma, o ayudarles con los deberes. Eso, te lo enseñan ellos.

Y así, criando a mi hija, he aprendido algunos truquillos que me ayudan a no perder los nervios (no funcionan siempre, pero casi), y a tener más energía para poder disfrutar más de estos maravillosos años, que pasan demasiado rápido y ya no vuelven. Sin ánimo de enseñarte lo que seguramente ya sabes si eres mamá o aprenderás muy pronto si vas a serlo, comparto contigo las cosas que me ayudan en esta incomparable experiencia de la maternidad.

1. Hacer ejercicio todos los días.

Es fundamental para tu salud física y mental, y más si tienes hijos, porque te desestresa y te ayuda a afrontar el resto de la jornada con más calma. Además, si has engordado un poco durante el embarazo, o eres de las que no puede tirar las sobras y acabas por terminarte lo que tus hijos han dejado en el plato, dedicar todos los días un rato a mover el cuerpo te ayudará a recuperar la línea.

Yoga para corredores

 

2. Hacer yoga.

El yoga es mucho más que puro ejercicio físico, por eso no lo incluyo en el apartado anterior. Practicar yoga es una herramienta muy valiosa para afrontar la maternidad. Además puedes practicarlo con tus hijos.

El yoga más que un ejercicio es un estado: el objetivo no es hacer determinadas posturas sino lograr vivir en estado de yoga. Lo que significa disfrutar del aquí y ahora, vivir con plena consciencia cada momento, con una mente en calma. En esto tus hijos pueden ser tus verdaderos maestros: los niños ponen siempre sus cinco sentidos en lo que hacen. 

Yoga

Como dije antes, nada puede sustituir a las clases de yoga en persona con un instructor/a autorizados. Pero dicho esto, nada obsta tampoco para que los días en que no tienes clase practiques en casa.

 

3. Practicar el mindfulness.

Uno de los ocho brazos del yoga clásico (raja yoga) es la meditación. Para alcanzar este estado de meditación de que hablan los Yoga Sutra de Patánjali, creo que yo que hace falta una vida de práctica.

Por eso yo prefiero utilizar un término muy americano: el mindfulness. Practicar mindfulness consiste en vivir aquí y ahora, nada más y nada menos. Observar la realidad en cada momento con una conciencia testigo, contemplando hechos, emociones y pensamientos sin juzgarlos. En esta entrada puedes encontrar un ejemplo.

Uno de los creadores de esta técnica es  Jon Kabat-Zinn, quien la utilizó como una poderosa herramienta anti-estrés. Por eso, considero que puede ser muy útil para las mamás.

El mindfulness puede aplicarse también al acto de comer, y se convierte de este modo en un método muy eficaz de control de peso, ya que nos ayuda a reconocer y combatir el hambre emocional, es decir, aquel que no responde a una necesidad fisiológica real de alimentarnos, sino que es una respuesta aprendida ante diversas emociones.

Eating consciously is Yoga.

Comer conscientemente nos ayuda a perder peso.

 

4. Salir con amigos.

Es fundamental que el ser mamá no acabe por convertirse en pretexto o excusa para descuidar tus relaciones. No debes en ningún caso perder tu identidad y convertir tu vida en un apéndice de la de tus hijos.

Group of cheerful people toasting with drinks

Al principio es normal (los primeros meses), que el bebé requiera toda tu atención. Pero transcurrido este tiempo, asegúrate de dedicar al menos unas horas a la semana a encontrarte con tus amigos. Una comida, un cine, ir de compras… cualquier cosa que te saque un poco de tu papel de madre. Volverás a tus hijos con energías renovadas 🙂

5. Emprender un proyecto o continuar con aquel que dejaste aparcado al nacer tu hijo.

En la misma línea del punto anterior, es importante que te afirmes como persona diferente de tus hijos. Por eso, en cuanto puedas, no dudes en empezar a estudiar ese idioma que tanto te gusta, o hacer el máster en coaching que siempre soñaste, o volver a pintar… Cualquier proyecto o sueño que tengas pendiente. Y si no lo tienes, empieza a pensar qué más quieres hacer en tu vida. No esperes a que los niños se vayan de casa (¡tal como están hoy día las cosas puede que eso sea demasiado tiempo!)

Esto te hará sentirte más satisfecha y reforzará tu autoestima. Pero no solo eso: también es un gran ejemplo para tus hijos, que verán en ti un modelo a seguir.

 

Espero que estos consejos te ayuden a disfrutar cada vez más de tus hijos y de tu papel de madre. Si tienes algún otro  truco que quieras compartir, no dudes en comentarlo abajo.

Namasté.

Noelia Insa Satorre
noeliainsasatorre@gmail.com
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